martes, 10 de febrero de 2009

Cursos de capacitación

Personal que trabaja con tercera edad.
Hace años trabajo capacitando personas para el cuidado de adultos mayores.
Muchos de los que llegan a los grupos vienen a recibir cierto bagaje teórico, conceptos, teorías tanto en lo atinente a patologías distintivas de esta etapa como aquellas que en realidad están relacionadas con lo que el imaginario social sostiene y reproduce acerca de nuestros viejos, o sea capacitación gerontológica.
Con esto digo, personas que hace años trabajan en esto, pero en este saber de técnicas, en esta suma de poner el cuerpo en esa relación con otro que demanda porque sufre, donde muchas veces no se tiene muy bien trabajada la disociación instrumental, los cuidadores se enferman.
Si bien es cierto que no cualquiera padece un síndrome de estas características, podríamos precisar que las condiciones laborales son en muchos casos las detonantes en la aparición de los mismos. Hago referencia a la carencia de personal, de francos, bajos salarios, turnos muy extensos, escasa o nula capacitación, sumado a una organización que lejos de ser continente del conflicto aparece como rígida y negadora de su participación en el mismo.
Para cuidar adultos mayores hay que tener una marca muy especial, y la mayoría de las veces el restablecimiento de un adulto tiene que ver con esa carga de afecto que se pone en el cuidado, productor, por cierto, de fabulosos efectos. Sólo que en algunas ocasiones se convierte en sobrecarga. Ahí es cuando el sujeto se descubre en un sentimiento nuevo, como que no le queda nada por dar, casi vacío.
Ante este cansancio recurrirá a un mecanismo de defensa, la despersonalización, como si otra personalidad se hubiese apoderado de él. Es decir, antes era solícito ahora escapa del enfermo, es más, lo distrata.
Con el correlato de que este cambio de conducta será vivenciado con mucha culpa, sobre todo cuando este malestar se vuelca en los adultos o en los abuelos, Como se suele decir, en realidad, cuando ha llegado a este estado, está con la autoestima muy baja, y son sus compañeros o sus familiares los que se dan cuenta del estrés de la persona.
Quiero también precisar que esto puede inclusive pasarle a alguien que esté cuidando a su familiar enfermo, que no tenga ayuda externa o redes, y que sienta que toda la responsabilidad recae sobre él.
Debido a esto es que es tan necesario, hacer prevención con respecto a este síndrome que genera una florida sintomatología en las tres áreas de la conducta.
Por esto mencionado, estamos hablando de un síndrome que no se puede subestimar, que es necesario conocer, para comenzar a escucharlo ante las primeras señales.
Eleonora Carrazco
Psicóloga Social